Entre el sueño y la vigilia,

amenazado ya por la luz

y obligado a volver de los lugares

donde es posible verte 

aunque sea rodeado de perros y de niños,


mi cuerpo es más mi cuerpo,

mi cuerpo es sólo un cuerpo

anclado todavía a su pequeña muerte,


y hasta los pensamientos

tienen la consistencia blanda de la materia.

Es como si una mano moldeara su arcilla

devolviéndolo al mundo,

y de la nada hiciera brotar mis pies, alegres

como dos gallos de veleta, infantiles,

y crecieran mis muslos, por decreto

–dos animales lúbricos, bellos en su pereza–

y los senos, que aún sueñan las manos de otro sueño. 


Mi cuerpo en ese tenue umbral no tiene nombre,

ni rigores, ni culpas.

Es inocente, como un pequeño lobo en su placenta.


Piedad Bonnett es licenciada en Filosofía y Letras de la Universidad de los Andes y tiene una maestría en Teoría del Arte y la Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia. Ha publicado ocho libros de poemas y varias antologías. También es dramaturga y autora de seis novelas y de un libro testimonial sobre la muerte de su hijo, Lo que no tiene nombre, incluido en 2016 por Babelia, España, entre los 100 mejores libros de los últimos 25 años. Con El hilo de los días ganó el Premio Nacional de Poesía otorgado por el Instituto Colombiano de Cultura, Colcultura, en 1994; en 2011, con Explicaciones no pedidas, ganó el premio Casa de América de poesía americana de Madrid; en 2012, en Aguascalientes, México, ganó el Premio Víctor Sandoval, dentro del Encuentro de Poetas del Mundo Latino, por el aporte de su poesía a la lengua castellana; en 2014 el José Lezama Lima de Casa de las Américas, y en 2016 el Premio Generación del 27 en Málaga, España, por su libro Los habitados.

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Entre el sueño y la vigilia,

amenazado ya por la luz

y obligado a volver de los lugares

donde es posible verte 

aunque sea rodeado de perros y de niños,


mi cuerpo es más mi cuerpo,

mi cuerpo es sólo un cuerpo

anclado todavía a su pequeña muerte,


y hasta los pensamientos

tienen la consistencia blanda de la materia.

Es como si una mano moldeara su arcilla

devolviéndolo al mundo,

y de la nada hiciera brotar mis pies, alegres

como dos gallos de veleta, infantiles,

y crecieran mis muslos, por decreto

–dos animales lúbricos, bellos en su pereza–

y los senos, que aún sueñan las manos de otro sueño. 


Mi cuerpo en ese tenue umbral no tiene nombre,

ni rigores, ni culpas.

Es inocente, como un pequeño lobo en su placenta.


Piedad Bonnett es licenciada en Filosofía y Letras de la Universidad de los Andes y tiene una maestría en Teoría del Arte y la Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia. Ha publicado ocho libros de poemas y varias antologías. También es dramaturga y autora de seis novelas y de un libro testimonial sobre la muerte de su hijo, Lo que no tiene nombre, incluido en 2016 por Babelia, España, entre los 100 mejores libros de los últimos 25 años. Con El hilo de los días ganó el Premio Nacional de Poesía otorgado por el Instituto Colombiano de Cultura, Colcultura, en 1994; en 2011, con Explicaciones no pedidas, ganó el premio Casa de América de poesía americana de Madrid; en 2012, en Aguascalientes, México, ganó el Premio Víctor Sandoval, dentro del Encuentro de Poetas del Mundo Latino, por el aporte de su poesía a la lengua castellana; en 2014 el José Lezama Lima de Casa de las Américas, y en 2016 el Premio Generación del 27 en Málaga, España, por su libro Los habitados.

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